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Testimonios

   Mario tiene 10 años. Cuando tenía 7 años, su familia se enteró de que tenía el trastorno por déficit de atención con hiperactividad— TDA/H, por sus siglas en español.* En aquel momento, estaba volviendo locos a todos en su familia. En la escuela, no podía ni quedarse en su silla ni mantenerse tranquilo. En el hogar, no podía completar ni sus deberes ni sus tareas. Hacía además cosas miedosas como salirse por la ventana de su habitación y cruzar la calle corriendo sin mirar.

   Las cosas van mejor ahora. Mario fue evaluado por un profesional preparado para averiguar lo que hace bien y lo que es difícil para él. Sus padres y maestros buscaron maneras de ayudarle en la escuela. A Mario le cuesta sentarse tranquilo, así es que ahora hace mucho de su trabajo de pie. También limpia la sala de clases y lava la pizarra. Sus maestros dividen sus lecciones en varias partes. Luego, hacen que complete una parte a la vez. Esto ayuda a Mario mantener atención en su trabajo.

   Las cosas han cambiado en casa también. Ahora sus padres saben por qué es tan activo. Tienen cuidado de elogiarlo cuando hace algo bien. Tienen además un programa de recompensa para fomentar la buena conducta. Mario se gana “puntos por un buen trabajo” los cuales marcan en una carta gráfica en la pared. Después de ganarse 10 puntos, puede seleccionar algo entretenido que le gustaría hacer. El tener un niño con TDA/H todavía es un desafío, pero las cosas se ven mejores.

  

Desde que empezamos con la terapia para mejorar el habla de nuestro hijo, ha mejorado notablemente. Es capaz de pronunciar palabras que antes le resultaban imposibles o eran incomprensibles.

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Sufrí un infarto cerebral en 2012. Cuando intenté pronunciar algo para comunicarme con mi familia, me dí cuenta de que no era capaz de decir nada y  de las cosas que ellos me hablaban tampoco les entendía.

Poco a poco, con la medicación, el cariño de mi familia, y con vuestra ayuda empecé a recordar lo que significaban las palabras que me estaban diciendo. Volvía a escribir y a leer.

No siempre digo lo que quiero decir, ni he recuperado de forma íntegra el habla, pero gracias al Logopeda, ahora puedo comunicarme sin problemas, leer el periódico, escribir una carta, ver la tele o escuchar la radio, en definitiva, llevar una vida normal.

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- Maria G.H.
- Rafael R.

Arona 25, local 1

41089 Montequinto

Dos Hermanas

Teléfono:

954 12 75 11

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